dimecres, 1 de juny del 2011

LA FAMILIA EN ROMA

FAMILIA Y MATRIMONIO





La familia dentro de la sociedad romana. El elemento básico de la sociedad romana era la
familia, entendida en su sentido más amplio, o sea, el conjunto de parientes carnales con sus
esposas e hijos, más la servidumbre, y con todos los bienes muebles e inmuebles que constituían el
patrimonio familiar. Jefe de la familia era el pater familias, verdadero rey del pequeño estado
doméstico, único depositario de los derechos religiosos, civiles y judiciales.





En virtud de la patria potestas, era, en efecto, sacerdote, juez y propietario absoluto de la hacienda; su autoridad era ilimitada sobre todos los suyos, mujer, hijos y esclavos, y podía también disponer de lo que ellos adquirieran mientras no se les concediera el derecho a un peculium, o propiedad privada.  El padre podía incluso vender a los hijos, y de hecho la emancipatio, acto por el que el hijo quedaba libre de la potestad paterna, tenía la forma de una venta simulada, a seguida de la cual el comprador daba a
aquél la libertad.





El matrimonio.

El matrimonio tenía una importancia capital en la vida romana, y sus efectos
no se limitaban al ámbito doméstico. Para ser ciudadano había que ser hijo de padres unidos en
legítimas nupcias, y de ello dependían los derechos que propiamente constituían la ciudadanía; en la
esfera privada, los derechos de poseer, testar y heredar, y en la pública el de votar en las asambleas
y aspirar a las magistraturas.




Para que un matrimonio fuera válido, los contrayentes debían estar en posesión del derecho
de conubium, que en un principio sólo poseían los patricios, pero que luego se extendió a todos los
ciudadanos.



Había dos tipos de matrimonio, con manus y sin manus. En el primer tipo, la mujer se
emancipaba de la tutela paterna y pasaba, ella y la dote aportada, bajo la autoridad del marido (in
manum mariti conveniebat). En el segundo tipo, la esposa seguía sometida a la autoridad de su
padre o tutor y conservaba la propiedad de sus bienes.









El matrimonio con manus podía adoptar tres formas distintas. La más antigua, reservada a






los patricios, consistía en una ceremonia sacramental, llamada confarreatio, en la que los dos
contrayentes, en presencia del pontifex , del flamen dialis y de diez testigos, ofrecían y comían juntos
una torta de espelta (far). Éste era el matrimonio propiamente religioso, que sólo podía ser disuelto
por una ceremonia análoga, llamada diffarreatio. El matrimonio per confarreationem cayó pronto en
desuso.





Las otras dos formas con manus, probablemente de origen plebeyo, carecían de este
carácter religioso y equivalían a nuestro matrimonio civil. Una era la coemptio, o compra simulada de
la mujer; otra, el usus, forma todavía mas simple, en que el matrimonio se hacia legítimo cuando los
contrayentes habían convivido durante un año sin interrupción. Pero el matrimonio con manus ofrecía el inconveniente de que la mujer perdía toda su capacidad
jurídica en favor del marido, al cual quedaba sometida como si fuera su hija (in loco filiae); esto
acarreaba graves consecuencias en lo que concierne al derecho de propiedad. Para eludirlas se
imaginó una forma de matrimonio libre, sin conventio in manum, en el que la esposa conservaba su
plena capacidad jurídica (seguía siendo sui iuris) si la poseía antes de casarse, o continuaba
sometida a la autoridad de su padre o tutor.






El divorcio era, además, mucho más fácil y se decidía sin
especiales formalidades. Ésta forma laxa de matrimonio tuvo mucha difusión y en la práctica fue la
única en uso a partir de los últimos tiempos de la república.
Situación de la mujer. La mujer romana ocupaba dentro de la comunidad un papel muy
respetable. El honor que el Estado concedía a las Vestales era como un símbolo de la dignidad que
la matrona poseía en el hogar. Lejos de estar recluida en el gineceo, como la mujer griega, la romana
gozaba de una gran libertad de acción, y desde los últimos tiempos de la república abundan los
testimonios de su intervención en la política.





Dentro de la familia era realmente la señora (domina) de la casa, e intervenía en todos loa
asuntos domésticos de importancia. Se ocupaba en hilar y tejer, dirigía la educación de los hijos,
vigilaba la servidumbre y llevaba una activa vida social acompañando a su marido.





LA EDUCACIÓN DE LA JUVENTUD


Escuelas y maestros. A diferencia de Atenas o de Esparta, donde existían verdaderos
sistemas educativos, que perseguían la armónica formación del joven en su espíritu y en su cuerpo,
el Estado romano se desentendió por completo de la educación, dejándola al arbitrio de las familias.
Mientras se conservó la pureza de las antiguas costumbres, nada había que objetar a este proceder.
Dentro de la familia el niño era testigo de cómo su padre cumplía con sus deberes cívicos y
religiosos, aprendía las buenas maneras y se iniciaba en los ritos del culto doméstico. Pero cuando
degeneró la vida familiar, y el padre tuvo que atender a múltiples negocios, que a veces le imponían
ausencias de años enteros, la educación casera se hizo insuficiente y hubo que acudir a otros
procedimientos.



Las primeras letras podían aprenderse en casa, de labios de un esclavo generalmente de
origen griego. Pero también había escuelas públicas, aunque no oficiales (ludus o ludus litterarius),
dirigidas por un maestro de primeras letras, llamado litterator. La enseñanza elemental consistía en
lectura, escritura y cálculo. Éste constituía la materia más difícil, a causa sobre todo del incómodo
sistema de la numeración romana. Para aprender el cálculo se ideó un ingenioso sistema de contar
con los dedos, que toda persona culta debía conocer, y se inventaron ábacos o tablas de cálculo que
permitían efectuar las cuatro operaciones fundamentales (addere, deducere, multiplicare, dividere).
Después de la segunda guerra púnica aparecieron las escuelas secundarias, regidas por un
grammaticus, según el modelo de las griegas. Eran esencialmente escuelas de lengua y literatura
griega, aunque las había que enseñaban en latín. Su finalidad principal era enseñar a expresarse con
elegancia y propiedad, tanto de palabra como por escrito. Las materias que hoy llamaríamos
científicas, geografía, física, astronomía, historia, eran tratadas sólo de paso, conforme salían en los
autores estudiados, y más como un objeto de adorno que por el interés que en sí mismas tuvieran.
La enseñanza superior y profesional apenas si existía en Roma. Para los jóvenes de las
clases elevadas, destinados desde la cuna a la acción política, no había más que las escuelas de
retórica, en las que aprendían el arte de hablar en público. SÍ aspiraban a una educación más
completa, tenían que dirigirse a Grecia, aunque desde el último siglo de la República fueron muchos
los griegos que se trasladaron a Roma para profesar la enseñanza de la filosofía.
Los jóvenes solían emprender los estudios superiores de retórica y filosofía después de
tomar la toga viril, o sea, a partir de loa 16 años. Durante la República suplían las deficiencias de los
grammatíci y rhetores por medio de un aprendizaje práctico, el llamado tirocinium:: acompañando a
un general, aprendían los rudimentos del arte militar (tirocinium, militiae), y ligándose a un hombre de
Estado o a un jurisconsulto eminente adquirían la ciencia política o del derecho (tirocinium fori).














LA CASA


El origen de la genuina casa romana es la vivienda de los labradores: una sola pieza
rectangular (atrium), donde se desarrollaba toda la vida de la familia. En ella estaba el hogar, que
servía a la vez de cocina y de altar de los Lares. Una claraboya cenital dejaba entrar luz y aire, y
también la lluvia. La inclinación de los tejados hacia adentro formaba el compluuium,; la pila o aljibe
en que se recogía el agua de lluvia entrada por el compluvium, recibía el nombre de impluuium.
De esta rudimentaria disposición surgió la casa típica de las familias acomodadas de Roma.
Alrededor del atrio fueron disponiéndose habitaciones independientes, sin otra luz que la puerta que
daba a aquél, dormitorios, cocinas y comedor (triclinium). La mayor de estas piezas era el tablinium,
dormitorio del pater familias, que a veces servía también de comedor y sala de reunión. El atrio
quedó así convertido en un patio central, en el que había un lararium o altar de los Lares, y los
armarios en que se guardaban los bustos de los antepasados.












(Ilustraciones interesantes:
“Casa romana primitiva, con atrium y pequeño jardín trasero”
“Planta de la casa anterior”
“Casa romana de tipo helenístico, con atrium y peristylum ”
“Planta de la casa anterior”)
A veces había también cuartos exteriores que no daban al atrio, sino a la calle, y que se
utilizaban como tiendas (tabernae).
La influencia griega modificó y amplió este tipo de casa con la introducción de otro patiojardín
posterior, el peristylum, rodeado de columnas; a su alrededor se abrían más habitaciones,
salones, comedores, dormitorios y cuartos de aseo.
Además de estas casas, destinadas a una sola familia, había grandes bloques de casas de
vecindad (insulae), de varias plantas, divididas en apartamentos análogos a nuestros modernos
pisos. La frecuencia con que se incendiaban indujo a poner límites a su altura; así Augusto prohibió
levantar edificios de más de 24 metros de elevación, y posteriormente se fijaron límites aún más
bajos.

dimarts, 26 d’abril del 2011

MIS AUREA DICTA

Carpe Diem.

( Vive el momento )

He escogido esta frase porque considero que debes, es decir; es imprescindible el momento, aunque sea de tan solo 2 segundos y ya no vivirlo nunca más, aprovecharlos y vivirlos. Ya que no sabemos cuando acabará todo, es necesario disfrutarlo, como si fuera el ultimo instante dedicado solo para tí!

Amor uincit omnia.

( El amor todo lo vence )

He escogido esta frase porque hay mucha falsedad en el amor, y me gustaria que eso cambiara. Solo se está enamorado una sola vez en la vida, y cuando se está, mueve fronteras, rompe las reglas y siempre gana, por encima de todo. Es impresionante la manera de vencer que el amor acostumbra a tener. Cuando crees que ya no se puede hacer nada más, ese sentimiento brilla sobre todo lo demás.

Hodie mihi, cras tibi.

( Hoy para mí, mañana para tí )

He escogido esta frase porque creo que no hace falta dar las gracias en algun momento dificil o en alguna situación en la que alguien importante permanezca a tu lado. Ya sabe que hoy será por mí, pero cuando él lo necesite yo estaré ahí para ayudarle y apoyarle. Porque el apoyo mútuo es la base de cualquier tipo  de relación.

Intelligenti pauca.

( Al buen entendedor pocas palabras bastan )

He escogido esta frase porque creo que el inteligente solamente comprende el significado de las cosas. Verdaderamente a un "buen entendedor" le sobran las palabras, y entender facilmente cualquier cuestión es bueno.

Gaudeamus igitur, iuuenes dum sumus.

( Alegrémosnos mientras somos jovenes )

He escogido esta frase porque creo que la etapa de la juventud es la mejor etapa de la vida. Ahí, en esa etapa; creces, aprendes, lloras, ríes, pierdes, ganas, anhelas, experimentas, sientes, vives, luchas.. Un montón de sensaciones que se nos juntan a la vez y que debemos saber llevarlas. Por eso, disfrutar de cuando somos jovenes sin sentido de la responsabilidad absoluta, solo se vive una vez.

dimarts, 12 d’abril del 2011

EXERCITVS ROMANUS





V. EL EJÉRCITO ROMANO

Carácter del ejército romano. El ejército romano empezó siendo una simple milicia de
campesinos que se reunían solamente cuando las circunstancias lo exigían.













Los soldados eran ciudadanos que aportaban su equipo y armamento y consideraban el servicio militar como uno de
tantos deberes impuestos por la vida cívica. Esta organización dio a Roma el imperio del mundo, pero
una vez conseguido, se reveló incapaz de defenderlo y consolidarlo. A fines del siglo II a. de J. C.
empezó la evolución del ejército romano.


















Su gran reformador fue Mario; los soldados se reclutaron
entre los más pobres de la población, con un largo tiempo de servicio, y gradualmente fueron
convirtiéndose en mercenarios, sin otro oficio que el de las armas.



















César encontró al ejército en plena transición. No tenía todavía el carácter que le dio Augusto
y acentuaron sus sucesores, pero era ya una organización permanente formada por profesionales.
Los lazos de fidelidad religiosa e interés práctico que unían los soldados al general tenían ya aquel
matiz personalísimo que había de convertir a las legiones en el más poderoso instrumento político.
Organización. 























La infantería es la fuerza principal del ejército romano, y la unidad táctica de
infantería, la legión (legio). Ésta debe su nombre a la "reunión" de las tribus que formaban la
antigua milicia ciudadana. Deriva directamente de la falange dórica, introducida en el Lacio a través
de las ciudades de la Magna Grecia. 


















La falange era una formación compacta de infantería pesada,
cuya misión principal era el choque; la maniobra era más bien encomendada a la caballería, colocada
generalmente en las alas. Los romanos, débiles en caballería, modificaron la falange haciéndola más
manejable y maniobrera. A este efecto la subdividieron en unidades capaces de moverse con cierta
independencia, cohortes, manípulos y centurias.

















La centuria era la unidad inferior y constaba normalmente de cien hombres; dos centurias
formaban un manípulo, tres manípulos una cohorte y diez cohortes una legión. Asi, una legión
constaba de 60 centurias y su contingente teórico era de 6.000 hombres. Sin embargo, raras veces
contaban las legiones con su efectivo completo. Su contingente normal era de 4.500 a 5.000
hombres, lo que nos da de 70 a 80 hombres por centuria.
















Armamento. El armamento defensivo del legionario romano era parecido al del hoplita
griego: casco, coraza, probablemente grebas y un escudo pesado de más de un metro de alto. Las
armas ofensivas consistían en una jabalina (pilum,) y una espada corta (gladius) de origen ibérico.
El pilum era una lanza de madera con punta de hierro que se lanzaba a distancia para desorganizar
las filas enemigas antes de entablar el cuerpo a cuerpo; una vez establecido el contacto, se empleaba
la espada, ancha y puntiaguda, que se manejaba de un modo parecido a la moderna bayoneta.




































Además de sus armas, el soldado debía llevar en su mochila individual (sarcina) sus víveres,
utensilios para cocinarlos e instrumentos de zapa y fortificación. Todo ello formaba un equipo
bastante pesado que el legionario debía ser capaz de transportar durante largas marchas sin sentir
fatiga.





















Mandos. La disciplina se mantenía gracias a una sabia jerarquía de mandos. Los oficiales
inferiores eran los centuriones o comandantes de las centurias; todos ellos habían empezado
sirviendo en las filas y debían el grado a su valor y virtudes militares. 

Los centuriones de la primera cohorte eran más importantes que los otros y recibían el nombre 
de primorum ordinum centuriones o primi ordines; el jefe de la primera centuria, llamado primipilus,
tenía acceso a los consejos de guerra junto con los oficiales superiores. Eran éstos los tribunos militares 
(tribuni militum}, y los legados (legati); los primeros eran seis por legión, cuyo mando desempeñaban por turno. 


















En tiempo de César los tribunos cedieron el paso a los legados, especie de lugarteniente                                                                                                                                                        del general en jefe, que podían ejercer funciones independientes y mandar ejércitos enteros o parte de ellos. Todos estos oficiales pertenecían a las clases superiores de Roma, nobleza senatorial y caballeros, y venían a formar como el estado mayor del general.














Tropas especiales. Adjuntos al estado mayor estaban también los praefecti fabrum o jefes
de ingenieros; para los trabajos de fortificación e ingeniería, no se disponía de cuerpos especiales;
cuando el caso lo requería se separaban de las filas a los soldados más capacitados para ello (fabri).
Las tropas legionarias constituían la infantería pesada; la caballería y la infantería ligera.

Estaban encuadradas en unidades independientes de las legiones, designadas como tropas
auxiliares (auxilia); las componían soldados no ciudadanos, provinciales y extranjeros. Los auxiliares
de infantería consistían sobre todo en honderos y arqueros; la caballería, cuyas formaciones se
llamaban alae o cohortes alariae, por desempeñar generalmente misiones de flanqueo, estaba
mandada por los praefecti equitum, que muchas veces eran los mismos jefes o notables de las
tribus a que pertenecían los jinetes.
































Formación en batalla. En la batalla, la formación táctica más usual en tiempo de César era
la acies triplex, en tres líneas, cada una de un cierto número de cohortes, por ejemplo, cuatro en la
primera y tres en las sucesivas, dispuestas al tresbolillo: este dispositivo permitía dejar intervalos
entre las cohortes por los que podían filtrarse, durante el combate, las reservas y refuerzos.
Normalmente, cada cohorte presentaba los manípulos adosados en línea, mientras las centurias de
cada manípulo se disponían en profundidad.












EL CAMPAMENTO ROMANO
Para ponerse a resguardo de posibles sorpresas, el ejército romano se hacía fuerte todas las
noches en un campamento fortificado (castra). Durante la marcha, el general enviaba por delante
un destacamento encargado de elegir un emplazamiento adecuado, fácil de defender y, a ser posible,
con posibilidad de abastecerse en agua, leña y forraje.




















Una vez elegido el sitio, lo acotaban según una disposición tradicional (castra metari); un cuadrilátero
rodeado de un foso y una estacada. Llegadas las legiones, se emprendía inmediatamente el
atrincheramiento. Una trinchera excavada (fossa) solía tener cuatro metros de anchura por tres de
profundidad. Con la tierra excavada se levantaba un terraplén o muro (agger), coronado por una
estacada (vallum).















Las dimensiones del campamento dependían, naturalmente, del número de legiones que en
él debieran alojarse, pero su plano siempre era el mismo. En el centro de cada lado del cuadrilátero
se abría una puerta. La puerta dirigida hacia el enemigo era la porta praetoria, a la que
correspondía, al lado opuesto, la porta decumana. A ambos lados se abrían la porta principalis
dextra y la porta principalis sinistra. El interior estaba dividido según una cudrícula de calles (viae)
que discurrían entre las tiendas (tentoria). Las dos principales, que se cortaban en ángulo recto en el
centro del campamento, eran la uia principalis,, que iba de una puerta lateral a la otra, y la uia
praetoria, que desembocaba en la puerta del mismo nombre.

En la intersección de ambas calles principales se abría el forum, o explanada para las
asambleas, con el praetorium, pabellón del general, y el quaestorium, alojamiento del cuestor y de
los servicios administrativos y de intendencia. Alrededor del praetorium. se alineaban las tiendas del
estado mayor y de las tropas elegidas.
Entre el uallum. y las tiendas se dejaba un espacio (intervallum) para facilitar las entradas y
salidas.















Cuando una tropa debía permanecer alojada durante mucho tiempo en un determinado lugar,
se construía un campamento permanente (castra statiua). Si era para pasar el invierno, recibía el
nombre de hiberna. En la época imperial muchos campamentos permanentes se convirtieron en
núcleos de población urbana que desempeñaron un gran papel en la romanización de las provincias.






























dijous, 31 de març del 2011

El sacerdocio:

Los sacerdotes no formaban una clase especial en la población de Roma. El sacerdote ( dentro de la família ) era el padre, y en el Estado, todas las funciones del culto, iban a parar al Rey.
El ritual se fue complicando, entonces  se establecieron corporaciones de sacerdotes  ( collegia ). La más importante de estas corporaciones  era la de los pontífices ( collegium pontificum ) presidia por el Pontifex Maximus. Eran intérpretes y guardianes del derecho divino, confecconaban el calendario, fijaban las fiestas    ( feriae ) los días aptos para la actividad que hacian los tribunales (dies fasti) y finalmente redactaban los Annales maximi, en los que se anotaban los acontecimientos más notables de cada año.






















Los augures: su función era averiguar la voluntad de los dioses gracias a la interpretación de tres clases de señales: 1o: fenómenos meteorológicos ( signa ex caelo ) 2o: el vuelo de las aves (signa ex avibus ) y 3o: la manera de comer de los pollos sagrados (signa ex tripudiis)





















Los arúpices: se encargaban de examinar ( en cada sacrificio ) el estado de las visceras de la víctima; todo lo que se observaba en ellas, pasaba por signo de mal agüero.

Los fetiales: son presididos por el pater patratus. Vigilaban el cumplimiento de los preceptos del derecho de gentes y cumplian con los ritos en las declaraciones de guerra y en los tratados de paz.



Finalmente, tenemos las Vestales, que eran seis sacerdotistas que cuidaban el fuego para mantenerlo sagrado en el templo de Vesta, elegidas en su niñez por los pontificies entre las hijas. Hacian voyo perpretuo de virginidad.

















Templo de Vesta:

Los sacrificios:

Era el acto más importante. En el culto familiar se hacian sobretodo sacrificios incruentos, es decir; ofrendas de frutos, vino, leche...En cambio, en los ritos públicos eran corrientes, en los que se ofrecían animales. El animal ( victima, hostia ) era conducido ante el altar, adornado con guirnaldas y cintas y con la cabeza de harina y sal ( mola salsa ); una vez degollado, sus entrañas ( exta ), eran quemadas sobre el ara, después de que éstas hubieran sido examinadas por los arúspices, y el resto de la carne era asada y consumida por los demás, es decir; los otros asistentes que se encontraban allí.




Culto, templos y sacerdotes.


Los templos: Los lugares de culto eran parajes naturales en los que se percibía de un modo especial la presencia de los numina; grutas y boseques sagrados ( Iuci ) Cuando un lugar había sido consagrado por un sacerdote, se llamaba fanum. La influencia etrusca produjo el templum y la cella.

Templum: Edificio de planta cuadrada, orientado de Norte a Sur para que el sacerdote pudiera dirigir su visita al mediodía.



















Cella: Era la morada del dios, con su imagen y altares.















Cuando los romanos entraron en contacto con los griegos, adoptaron también la planta oblonga de sus templos y los orientaron de Este a Oeste.